domingo, 21 de septiembre de 2008

EN EL ORIENTE ETERNO


Por: Darío Villamizar H.

CARLOS TOLEDO PLATA,
El comandante amable.

“Amaba la vida y por su belleza marché al campo de batalla… Que la tristeza jamás se una a mi nombre… He vivido para la alegría y por la alegría muero. Agravio e injusticia sería colocar sobre mi tumba un ángel de tristeza”. (Julius Fucik)

Fragmentos de la Crónica de Darío Villamizar H. sobre el momento político que atravesaba el País, en el cual el Médico tomó parte activa en el desarrollo de los sucesos nacionales.
Cortesía de Carlos Francisco Toledo-hijo.


Rostros adustos y cansados, corazones agitados, puños en alto y consignas secas, decepción, coraje, frustración y bronca. Tantos sentimientos acumulados en unas pocas horas. Era la noche del 21 de abril de 1970. Lo que para unos podría ser la noche del General, para Colombia fue la noche del reloj.

Carlos Francisco Toledo Plata, para entonces 37 años de edad, era ya un connotado dirigente y organizador de la Anapo, un líder en Santander, su departamento de origen. Por eso en estas elecciones de 1970 fue reelegido por segunda vez como Representante a la Cámara. Por eso mismo, pocas semanas después del fraude del 19 de abril, el General lo puso al frente de la secretaría de Agitación, desde donde cumpliría el encargo especial de crear algunos grupos de choque a fin de estar preparados para actuar con las armas en caso de un nuevo fraude. No tuvo mucho éxito en esa tarea y el activismo político lo envolvió por completo.

Se le conoció durante la primera etapa del M-19 con los alias de Francisco, Jacinto o Alcides. Eran los años de la más franca clandestinidad y secreto, sobre su participación en la organización y su amplia gestión como representante electo a la Cámara para el período 1974 —1978.

En una acción militar, después de diez días de persecución, Toledo como Carlos Alzamora se presentó ante las autoridades Ecuatorianas confiando que sería respetado el derecho de asilo que solicitó una vez cruzó la frontera. No fue así. Esposado y vendado fue entregado a militares colombianos y de allí trasladado a Bogotá para ser recluido en La Picota. Transcurría el mes de abril de 1981 y pese a la adversidad, el M-19 conmemoraba un nuevo aniversario.

La primera intervención de Toledo en el Consejo Verbal de Guerra causó conmoción en los medios periodísticos y desagrado en los militares que asistían al juicio, quienes no aceptaban que un subversivo, que había sido derrotado militarmente y capturado, estuviera ahora retándolos desde la tribuna en que se convirtió la cárcel. El Consejo Verbal de Guerra lo había condenado en noviembre de 1979 como reo ausente a 26 años de prisión.

La promulgación de la ley de amnistía en noviembre de 1982 condujo a la inmediata salida de los presos políticos de las cárceles del país. Era la culminación de una batalla política y militar- que el propio Jaime Báteman orquestó desde la clandestinidad. El 4 de diciembre de 1982 los hasta entonces presos del M-19, Toledo a la cabeza, se encontraban depositando una ofrenda floral ante la estatua del Libertador en la Plaza de Bolívar en Bogotá. Pero, “la amnistía es un paso hacia la paz, pero no es la paz”, había sentenciado Báteman, Toledo participó activamente en la reunión de Panamá, fue evaluado y criticado y su condición de comandante reafirmada.

Veinte años antes, Carlos Toledo era muy conocido en Santander en el ejercicio de la medicina, por sus actividades en pro de la niñez y, en su investidura de Masón, no descansó hasta lograr la materialización de uno de sus sueños: un Centro de Acogida para desvalidos, donde se atendiera a aquellos que no disponían de posibilidad para curar sus patologías.

La intolerancia que no perdona, cobró en él, la irreverencia y audacia de un movimiento que se levantó en armas para pelear por más democracia y libertad para los colombianos. A las 07:30 horas del 10 de agosto de 1984, a plena luz del día y en una calle céntrica de Bucaramanga, cayó asesinado Carlos Toledo Plata, médico de 51 años que a la fecha trabajaba como jefe de traumatología en el Hospital San Juan de Dios en esa ciudad. Había nacido en Zapatoca (Santander-Colombia) el 13 de diciembre de 1932.


Darío Villamizar H.

Politólogo e investigador sobre temas de la paz y del conflicto. Ha publicado, entre otros libros, Insurgencia, democracia y dictadura (1990); Colombia: narcotráfico parte de un todo (1991); Por unas horas hoy, por siempre mañana (1994); Jaime Báteman: profeta de la paz (1995); Aquel 19 será (Planeta, 1996); Un adiós a la guerra (Planeta, 1997); Sueños de Abril (Planeta, 1998); Jaime Báteman biografía.

2 comentarios:

Unknown dijo...

un sant, como camilo, como
artin cabalero y 50000annimos en
las filas

Unknown dijo...

Conecticutt, Nov. 1 2009
un santo, como camilo, como
martin cabalero y 50000 anonimos en
las filas